lunes, 17 de septiembre de 2012

"Me reclaman las palabras, hasta cuando huyo de ellas. No me pertenecen, por eso son quienes mandan, nunca he sido yo. La hora de la calma protagoniza como siempre la velada, un lugar entre lo que fue, lo que he querido y lo que aún no sé. No es lamento, ni es euforia, es solo la nada sentada en la mesa con la fe. Mi mente corre y mis dedos se quedan rezagados como recogiendo pequeños trozos de pan en lo que queda del rastro por los caminos inhabitados, aquellos que recorro incansable, muchas veces con mis ojos cerrados. Cuando todo alrededor deja de girar, el mundo parece sencillo y mis pulmones respiran en sinfonía con el universo. Nunca está de más sentarse a deambular por el tiempo y regocijarse con lo que fue, mientras se dibuja lo que será. La valentía ya me dio diploma y el coraje se hizo a un lado, soy solo yo con mis pasos y el rompecabezas de mi convicción. Me reclaman las palabras pues me hacen renacer con cada tilde, me enamoran con cada pausa... me recuerdan con dulzura quien soy y a donde apunta el mañana." www.alicastro.com/diario