sábado, 20 de diciembre de 2014

15 minutos

Esos 15 minutos en los que salgo de mis cuatro paredes a invadir el oxigeno del universo, a apaciguar los deseos vencidos en una caminata aprendida de memoria, en esos instantes irrepetibles donde deambulo sin tener mascara, sin presunciones ni reproches. Esos 15 minutos donde en una entrada y una salida malgasto, de la manera menos calculada, el dudoso tesoro del tiempo. Ese instante que me transforma en un alma itinerante con una agenda simple y a la vez perfecta. Esos 15 minutos de ida y de vuelta donde no hay profecías ni mentiras, donde camino al compás de mi propio ritmo en el anden del porvenir anestesiado. Donde me siento mas libre que el viento que torpemente golpea mi rostro. Ese instante donde la gravedad de mis pasos reconforta el alma y la llena de un no se que misterioso y esplendido, como una bocanada de paz interna, un destierro de los pesares, una sutil ensoñación sin memoria, el palpito del cómplice corazón sincronizado con lo absoluto. En ese momento soy la materia de la que esta hecho el mundo y soy energía flotando en la materia, como el discípulo mas fiel de la esperanza. Allí revivo y redescubro los matices que yo mismo he pintado pero que descuidé por tantos naufragios. En esos 15 minutos de gloria soy uno con el todo e inhalo sin saberlo la perfección, como acariciando el ala de un ángel que conoce mi nombre y guía mis pasos, tan solo por 15 minutos, no necesito nada más.