domingo, 12 de octubre de 2014

Esta larga espera

Aguardando meticulosamente, con la mirada detenida en el aire, los pies un metro encima de la tierra, con el rigor de aquel que sabe esperar un soplo divino tal vez, un movimiento telúrico, una ráfaga de un yo no se que. Silente, meditabundo, como hilando segundos entre los dedos. Culpable o inocente por la interminable espera, nadie entiende mi vigilia, nadie sabe mi quimera. Tic tac, tic tac y llega el momento, es mío y solo mío; solo tendré un testigo que lo sepa, un cómplice y confidente que conozca el final de esta larga espera.

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