domingo, 14 de junio de 2015

Tratar

No logro definir cual es el enigma que rebota en el aire, no descubro la magnitud de un fracaso o el fervor de un triunfo, es casi como un acertijo que doblega mi astucia. Mis oídos renuevan su pacto con  la absoluta inercia y de allí brotan ramas de genialidad. En la pureza de las palabras, el mundo pasa a ser un accesorio; la prudencia: una cobardía; la costumbre: un error milenario. Cuando el alma toca la magia que la conecta con el todo, el universo se postra a los pies de un romántico, un cínico, un poeta o un villano. Es por eso que me cambio la piel y confundo al espejo, entro y salgo, cada vez más extraño. En el fondo del laberinto inexplicable que me define, pongo la mano en mi pecho para errar o acertar, para morir o matar, con la única convicción de dar los pasos uno a uno y tratar, una y otra vez tratar.

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