Incluso cuando el pasado y las voces confundidas delatan sus temores, mas allá de los horizontes truncados, de las noches de dudas, de los sentimientos frustrados. Por encima de las culpas que carecen de rostro, de las verdades incontrolables, del ardor, de la furia y el alma de cobarde. Allí crece una flor de loto, un diamante en las oscuridad, un rastro de esperanza, un testigo de la magia y la perpetuidad.
Sobre las voces adversas, ingenuo del pecado y los designios malinterpretados, renace un arco iris insospechado, un manantial de agua pura, de calma y de la más pura locura. La tormenta se calmará y el cielo se aclarará, tal vez mañana, tal vez cuando deba pasar. Un respiro, un suspiro, el clamor de quien espera sin esperar pues sospecha el desenlace de un hermoso final.