jueves, 4 de septiembre de 2014

Mirando sin querer mirar

Como si fuera una cárcel de flores y aromas perfectos, como un calabozo de luz y pureza, una catacumba de néctares y diamantes colgantes. Un lugar sin puertas que encadena tu soñar con la carencia de las dudas, la simplificación atrevida de los más grandes misterios existentes, el lugar de los inventarios pragmáticos, de los nombres prácticos, de las charlas vacías, el aposento de las palabras sin aliento, sin fuerza y sin alma. El charco donde se ahogan los poetas y pululan los info comerciales, el curubito de los clichés simplificados, un lugar sin dueño pero con precio y etiqueta para cada objeto. Sentir los brazos de la paz amarrados a los pies del conformismo, sentir la sangre de la rebeldía hacer fila en un supermercado, sentir el rugir del corazón anestesiarse con las noticias del día, las vicisitudes cibernéticas, los chismes aleatorios, el vaivén sin rumbo de las vacas bípedas cruzando por los campos de cemento digital, sin cuestionamientos, sin razón. Hay acaso alguien más que también observe ? Así; como mirando sin querer mirar.