Acaso llegó la hora de las desnudeces eternas? es tal vez el tiempo de rasgarse las vestiduras del mundo? quien volvió a prender la luz de los desafíos? es este el mismo universo en el que ayer lloraban fuego los poetas sin nido? Muchas palabras, incluso mas laberintos, mucho de todo, al final muy poco de nada. Habitar con el tic tac controlado, con el Big bang aplazado, tomando notas de paso, como un termómetro complaciente que lee pero no prescribe. Los oídos que saben oír juegan con necedades, la voz que es palabra pura decide esperar, todo fluctúa, todo gravita, como astros desterrados, como polvo en el aire, granos sin rumbo, premoniciones que deciden callar.
Hambrienta por naturaleza el alma transpira inconformidad, grita párrafos, escupe incongruencias. Es árido el terreno de los incomprendidos, es feroz la voz interna, es insuficiente la cordura del reino aprendido. Abundan voces que redefinen la ignorancia, se mastican ellas mismas. Los cimientos se tambalean y de la mano del pragmatismo se va entorpeciendo de ruido, aturde el sinsentido. Respira, escucha, piensa, sal de tu cuerpo, vuélvete aire y traspasa todo lo aparente, allí donde el miedo detiene la mente, abre la puerta de lo diferente.