Entre magia y misterio

Se escribe una canción con el aire que respiran los segundos, es un suicidio de la razón, es la memoria que de la amnesia quedó ilesa en el sinsentido. Un hilo de pieles sin nombre, un manantial de   aquellos suspiros que no necesitan del aire. Hay noches donde la luna se pierde en la ruta prohibida del infinito. No son miradas, ni niebla, no es un despertar ni una llama eterna, es la simplicidad de vivir en el ritmo de lo sueños, como enfermó de utopías. Un puño apretado, un sorbo de vulnerabilidad, una sensación de tardes agotadas en hastíos. Tal vez solo el ruido de estos silencios cargados de anhelos, entre magia y misterio.

Atrapa mi mirada y conectala con la tuya, derritamonos como lava ardiente que de la lista de pérdidas no me quedan sino victorias. Acaso es muy osado pensar que somos el equilibrio? O quizás la osadía nos reclame esta imprudencia? Somos esa suma imperfecta de dos números irregulares, entre vaivenes no sostenemos frente a la marea. Si me regalas tu mano ya soy dueño de tu cuerpo, si me prestas tu alma ya no habrá marcha atrás. Siéntate a mirarme y ya no tendré que tocarte, déjame tatuar tu piel con tinta imborrable. Conozco tu debilidad pues es mi punto fuerte, me escapo para que me encuentres, soy de tus miedos el más imponente. No hay resistencia ni marcha atrás, es nuestro punto de quiebra, es de todos los hambres el más voraz. Que se escriban los poemas sin el lienzo  malgastar, una herida quirúrgica en el pecho, un idilio a punto de empezar.

Un nuevo día

Se degradan los sentimientos y la oscuridad se transforma lentamente en luz, el tenue lapso de una mirada dibuja un arco iris entre las lágrimas que se secan en los ojos del viento. El centro de la ventisca, el ojo del huracán, el calor de un abrazo, el palpitar de un suspiro. No hay reproches tan contundentes, ni premisas tan urgentes, sólo frases como hojas del frondoso árbol de la vida. Declara mi nombre si te atreves a encontrarme, espera la madrugada que es mi lugar favorito. Somos callejones sin salida, locuras por perpetrarse, vivimos con dos alas y sin guarida, somos vino de la noche y la magia de nuestra poesía. Es sentir dos pieles confundidas y dejarse llevar por el encanto de lo que nos traiga un nuevo día.