jueves, 4 de julio de 2013

Atrapa mi mirada y conectala con la tuya, derritamonos como lava ardiente que de la lista de pérdidas no me quedan sino victorias. Acaso es muy osado pensar que somos el equilibrio? O quizás la osadía nos reclame esta imprudencia? Somos esa suma imperfecta de dos números irregulares, entre vaivenes no sostenemos frente a la marea. Si me regalas tu mano ya soy dueño de tu cuerpo, si me prestas tu alma ya no habrá marcha atrás. Siéntate a mirarme y ya no tendré que tocarte, déjame tatuar tu piel con tinta imborrable. Conozco tu debilidad pues es mi punto fuerte, me escapo para que me encuentres, soy de tus miedos el más imponente. No hay resistencia ni marcha atrás, es nuestro punto de quiebra, es de todos los hambres el más voraz. Que se escriban los poemas sin el lienzo  malgastar, una herida quirúrgica en el pecho, un idilio a punto de empezar.

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