Es como el aire, es el día a día, es nuestra condición natural, somos un péndulo entre la razón y la emoción. Vivir es como dar pasos en la cuerda floja que se tambalea entre los dos extremos de nuestra propia naturaleza. Unos días somos animales de la vida, al otro somos un manojo de racionalidad. Un segundo gritamos, al próximo escuchamos. Naturales, inexplicables, así caminamos, carentes del absoluto pero caminamos, erguidos por la evolución, los milenios y los misterios, así caminamos.
Somos fruto de nuestro entorno, esponjas culturales, somos oídos que escuchan, ojos que ven, corazones que sienten. Somos voces que emanan sonidos, perpetuadores de tabúes, liberadores de paradigmas, peones de la ignorancia o soldados de la libertad. Somos lo que queramos ser en la medida de nuestro criterio, en la grandeza de nuestra alma, en la pasión de nuestra inquietud. Somos del tamaño de nuestras dudas, borregos, rebeldes, silentes o esclavos. Somos instinto e inteligencia, la demás aun no esta claro.