Bañado a borbotones por la escupa del sarcástico día a día, embalsamado en la corriente de deducciones estúpidas que gritan las voces ardientes. Una impotencia con reproche de premonición que iza la bandera del horizonte contemporáneo. El laberinto de razones extraviadas se hace mas denso, como un bosque de imposibles que cansa la cordura, la envuelve en sinsentido. La terapia del verso resulta siendo tan lúdica como el suicidio teórico, una versión practica de la tortura existencial, con métrica rebelde y sin compromisos tangibles. A veces es mejor filtrar los pensamientos para extraer lo poco de pureza que les queda y en una reducción de escasa cordura plantear alaridos poéticos que nadie lee, pero que procuran la continuidad del aire.
No hay mucho que pueda alterar, es como darle a los dados de la vida un tipo de deidad, pero aun conservo las dudas, de ellas se alimentan incluso las almas aporreadas, todo continua, a su paso, sin ritmo, pero continua.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario