Vuelvo a preguntarle a mis pies dónde están parados, si mis manos siente el fuego, si mi alma conserva su ímpetu, si mi corazón sigue intacto.
Vuelvo a cerrar los ojos y a mirar por dentro, a respirar profundo, a seguir despierto. Viendo a través de las neblinas y escuchando por encima de los ruidos, entre fotos que nunca tomé de mi vida pero llevo tatuadas en las pupilas.
Vuelvo al espejo, con otros brillos, con mas lustros, pero igual de sincero. Nacen y mueren los héroes, de la nada se hacen frágiles las vidas, los otoños incontables y los veranos muy rápidos, se aceleran los días, se detienen los enigmas. Todo alrededor distrae pero la esencia no se olvida, es una marca de nacimiento imborrable, la terquedad del espíritu, la batalla de vivir la vida.
Vuelvo siendo el mismo, a encontrar las mismas encrucijadas, con más cartas en mis bolsillos, con las mismas ganas de apostarle siempre a un nuevo día.
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