"Sentarme ver el silencio con mis propios oídos me logra aturdir con tanta luz. Mientras la inmensidad se declara impotente y el barullo dormido, yo hago tics rápidos en un teclado sin alma pero con vida. No hay ecos, no hay preguntas, mucho menos respuestas. Hay solo una paz torrencial que deja el jubilo y el néctar absurdo de mi amigo el insomnio. Un cursor seductor parpadeante, una invitación casi sexual a las palabras atrevidas, la desnudez de los sentidos aturdidos, como un eyaculante mundo de ideas en una mente exitada. Así la noche le hace gol al día, así las barreras no detienen los disparos del corazón. Así se redacta una vigilia, sin orgullo y sin pena, sin dolor o condena. Sentarme a ver el silencio con mis propios oídos es nacer en cada silaba, es dormir con el pecho abierto y respirar el dulce aroma del momento."
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